domingo, 5 de abril de 2015

Pavo Ruano

En esta especie los machos pesan entre 17 y 19 kg y las hembras entre 15 y 17 kg..

Crían una vez por año, aunque es posible que algunas hembras logren dos nidadas en una misma temporada. El macho atrae a la hembra con el “canto”. Una vez que ya están a la vista uno del otro, el macho eleva las plumas del cuerpo dando la impresión que se infla. Deja caer las alas a tocar el suelo y habre la cola en forma de abanico. La única participación del padre en el proceso de la cría se limita a fecundar a la madre. La hembra selecciona el nido, incuba los huevos y cuida de los pichones por sí sola.
El nido es rudimentario, un lugar escarbado por la hembra en la tierra escondido entre algunos matorrales. La nidada consiste de 8 a 15 huevos. La incubación se toma de 26 a 29 días. Si durante los días de puesta, durante la incubación o aun a los pocos días de haber nacido los pichones, la nidada se pierde, es posible que la hembra vuelva a anidar. Realmente lo puede hacer por los próximos 56 días después de estar con el macho ya que su organismo puede mantenerse fértil por esta cantidad de días. Los pichones se valen por sí mismo y no son alimentados por la madre. Los primeros días sólo comen insectos y tienen un apetito voraz. Después empiezan a comer hierbas, granos y otras sustancias vegetales. Entonces necesitan comer piedrecitas para poder romper y digerir los granos y vegetales.
Desde que nacen duermen bajo las alas de la madre. A las dos semanas ya se pueden trepar en las ramas no muy altas, entonces toda la familia empieza a dormir en las ramas, aun bajo las alas de la madre hasta que ya tiene buen tamaño. Permanecen con la madre hasta la próxima temporada cuando ya son adultos. Se estima que tengan una longevidad que supere los 10 años en la naturaleza.

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