La perdiz roja (Alectoris rufa) es una especie de ave galliforme de la familia Phasianidae. No debe confundirse con la perdiz pardilla (Perdix perdix).
Esta perdiz vive naturalmente en el sudoeste de Europa, Francia y península Ibérica. Se ha naturalizado en el sur de Inglaterra, donde fue introducida como especie de caza. Ha sido reemplazada en el sudeste de Europa por la muy similar Alectoris graeca. Es una especie terrestre nomigratoria, que forma bandadas fuera de la temporada de reproducción.
Se reproduce en tierras bajas secas, como las de agricultura y áreas abiertas pedregosas, poniendo sus huevos en un nido en tierra.
Es una especie semillera para comer, pero en particular los jóvenes gustan de insectos como un esencial suplemento proteico.
Alimentación
La perdiz roja es una especie que come prácticamente todo tipo de alimentos, predominan entre los mismos los cereales cultivados por el hombre, las hojas, las hierbas verdes de los prados y las frutas silvestres. Por otra parte, la perdiz roja suele encontrarse con cierta regularidad en las cercanías de las fuentes de agua, charcas y arroyos, debido a que este elemento resulta necesario para su organismo en mayor medida que lo que ocurre con otras variedades o especies.
Reproducción natural de la perdiz roja
El inicio del proceso reproductivo de la perdiz roja comienza en los meses de enero y febrero, cuando en las bandadas de esta especie, los machos comienzan a cortejar a las hembras. En esta época del año se producen numerosos y violentos combates entre los machos que buscan la posesión de las hembras. La reproducción de esta especie comienza en los meses de marzo o abril. La lucha entre los machos de la especie tiene su causa en el hecho de que cada macho cubre a más de una hembra, es decir, no se trata de animales monógamos. Por el contrario, una vez que la primera hembra ha sido cubierta, el macho se aleja de ella en busca de nuevas compañeras. Una vez fecundadas, las hembras comienzan la búsqueda de un refugio en el suelo, normalmente depresiones ocultas, setos, surcos de los sembrados, raíces de árboles, matorrales, etc., donde depositaran sus huevos.
Por lo general, la nidada está formada por una cantidad de huevos que oscila entre los doce y dieciocho huevos de un tamaño que se puede considerar como grande si tenemos en cuenta las dimensiones corrientes de una hembra de perdiz roja. La forma de los huevos es ovoidea, redondeada en los dos casquetes, con un fondo amarillento rojizo, salpicados de pequeñas manchas de color marrón oscuro. Estos huevos son de una notable consistencia, hecho que probablemente se encuentre vinculado con la escasa protección que les brinda el tosco nido en el que son incubados.
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